Juan Pablo Bravo @juanpabravo
( contraataquede11.blogspot.com.es )
Si
un día la FIBA tuviera a bien establecer la capital europea del
baloncesto varias ciudades podrían quedar postuladas a tal honor. En
Croacia, las bellas Zagreb y Split. La moderna Tel Aviv en Israel con su
Maccabi en la antigua Mano de Elías. Atenas donde mal
conviven Panathinaikos y Olimpiacos. La fría y enorme Moscú donde se
decía que los espectadores acudían a ver los partidos como el que iba a
la ópera. Las históricas Varesse con su Ignis o Mobilgirgi, la rica
Milán, la universitaria Bolonia (la “grassa” o gorda como la denominan
los italianos por lo bien que se come), gobernada tradicionalmente por el
Partido Comunista, Cantú o la coqueta Siena, en la bota de Italia.
Badalona con su Penya, Madrid o Barcelona en la Península Ibérica. Todas
ellas tienen en común tradición y títulos, con equipos que se han
alzado con el cetro de campeón europeo, salvo la toscana Siena que ahora
aglutina todos los trofeos del basket trasalpino.
En
mi opinión, para visitar la meca del baloncesto europeo habría que
viajar a Belgrado. Hace unos meses, ví por casualidad uno de los pases
del entretenido programa “Españoles por el Mundo”, donde Jordi
Sampietro, antiguo entrenador que había llegado allí cinco años antes,
contaba que había creado una empresa Belgrado Basketball. Por esas
mismas fechas, Fernando Martin, redactor de Gigantes, había profundizado
en el tema con un magnífico reportaje. Jordi y su empresa lo abarcaban
todo. Desde llevar a sus clientes a contemplar partidos de profesionales
o de chavales, a presenciar o a participar en entrenamientos o en
campus, o a dar la posibilidad a equipos de entrenar o jugar contra
rivales locales. Hablaba con pasión de las canchas sagradas del Estrella
Roja, Partizán o Zelenik y estimaba como incomparable el ambiente de la
sala Pionir. Decía el gran José Ajero en una reciente retransmisión de
partido de play offs de la NBA en Canal + que le gustaban los pabellones
con “sabor a jamón serrano”, con aire de escuela añeja y olor a
gimnasio de boxeo. Seguro que Jordi en su tour te muestra alguno que te
transporta a otro tiempo. Basket en vena, por los cuatro costados. Históricamente la capital serbia reclamaría para sí el supuesto galardón.
Si el honor se estableciera cada año no me cabe duda de dónde iría a parar el premio en éste, a Vitoria-Gasteiz.
La
capital alavesa no te enamora a primera vista como San Sebastián y su
Concha. No tiene mar. En invierno hace un frío del demonio, los de
Bilbao, muy socarrones ellos la dicen Siberia Gasteiz. No te fascina con
sus monumentos como Santiago.
No
hagan caso. Te seduce poquito a poco. Te saca a pasear por los
alrededores del Palacio de Ajuria Enea, franqueado por un montón de
villas ajardinadas. Te trae de vuelta por la ciudad universitaria, sin
prisa para hacer hambre y entrar a tapear, a tomar pintxos en verdaderos
paraísos gastronómicos. Te sienta a su mesa en el Sagartoki, por
ejemplo. Su tortilla de bacalao te eleva unos palmos del suelo. Para
bajar la comida nos presenta a su Virgen Blanca en la Plaza que acoge a
vitorianos y visitantes en sus fiestas de agosto. Nos invita a penetrar
en su Almendra Medieval de la ciudad. Nos ruega silencio, entramos en la
Catedral de Santa María protegidos por un casco de obra. Bajo el
programa “Abierto por obras” nos incorporamos a
una visita guiada para recorrer las obras de rehabilitación integral
del templo, su proceso a lo largo de los siglos y la historia de la
ciudad. Es tan mágico que Ken Follet eligió el lugar para presentar “Un
Mundo sin Fin”. El escritor galés fue invitado a la ciudad en 2002 para
dar una conferencia y quedó tan cautivado que ha colaborado
estrechamente durante los últimos cinco años con la Fundación de la
Catedral, que a su vez le ha suministrado abundante documentación para
su libro. Sus palabras no dejan lugar a dudas “Las restauraciones de las
catedrales de Europa deberían seguir el ejemplo de Santa María en
Vitoria. En ningún lugar del mundo se puede ver algo así. Ojalá hubiera
conocido esta restauración a la hora de escribir Los Pilares de la
Tierra”. Para acabar de saciar nuestra curiosidad la ciudad nos abre la
puerta del Palacio renacentista de Bendaña que acoge el Museo Fournier
de Naipes, cuyo precursor fue a principios del XX Félix Alfaro Fournier,
nieto del célebre Heraclio. Su colección alberga más de 20.000 barajas,
procedentes de los más variopintos lugares y abarca multitud de temas
diferentes, música, arte, mitología, historia, erotismo, tauromaquia…
Como mínimo sorprendente. En otoño o en primavera los amantes del buen
vino se dejan caer por la cercana Rioja Alavesa para degustar los caldos
y con el calorcito, para el verano, Vitoria nos reclama a su Festival
de Jazz.
La
capital alavesa y los que la habitan se sienten identificados y
orgullosos de su equipo de baloncesto, el Baskonia, que durante las
últimas dos décadas es la alternativa más seria al binomio Madrid y
Barcelona. Por todos los
rincones se respira baloncesto y su afición es probablemente la más
multitudinaria y fiel de todas las que componen la Liga. Familias
enteras, parejas, grupos de amigos se desplazan en masa en cada Copa del
Rey y es raro que tras quedar eliminados no se queden esperando entre
cánticos a que salga a saludar su equipo. Doy fe.
Este
año Vitoria ha sido declarada “European Green Capital 2012”como ciudad
de la Unión Europea más comprometida con el medio ambiente. Su eslogan
lo deja claro “Vitoria Gasteiz donde el verde es capital”. Si incluimos
el Anillo Verde, se calcula que a cada vitoriano le tocan 42 metros
cuadrados de espacios verdes y que hay plantados más de 130.000 árboles
de 150 especies diferentes. Para conmemorar el evento su equipo de
baloncesto ha decidido vestir de verde en dos ocasiones, precisamente
contra el Madrid y el Barsa.
Baskonia
es la primera Sociedad Anónima Deportiva (SAD) de la historia del
baloncesto español y su estructura es la más profesional del mismo con
más de cuarenta personas trabajando en sus oficinas.
El
club lo dirige sabiamente y con mano firme Josean Querejeta. Es el
único presidente profesional de la ACB y todo en el club pasa por él. Es
un habilísimo negociador. De libro, compra barato y vende caro. Casos
como el de Prigioni y Vidal al Madrid y el último de Marcelinho Huertas
al Barcelona por una cifra escandalosa así lo atestiguan.
Desde
hace años su Director Deportivo es un tipo muy listo, Alfredo Salázar, y
como supervisor de las categorías inferiores está Juan Pedro Cazorla,
hermano de Carlos Cazorla, y antiguo jugador (base muy alto para su
época) al que las lesiones lastraron una prometedora carrera.
La
filosofía de cantera del club va más orientada hacia jugadores que a
equipos. Para encontrar un éxito colectivo en categorías inferiores hay
que remontarse a los Campeonatos de España Junior de la temporada 90-91
ante el Madrid, con David Sala, Nicola y Guiñazu como principales
baluartes, y a la 94-95 ante el Caja San Fernando con Carlos Cazorla y
Garbajosa. Ya ha llovido.
En
cambio, desde hace lustros han traído a chavales especialmente de
Latinoamérica en edad cadete, firmándoles un contrato por 8 años. Así
llegaron y triunfaron Nicola, Scola y Splitter. Lo
común es que tras un par de años en el club, con un trabajo
personalizado en técnica individual excelente dirigido las más de las
veces por Iñaki Iriarte, salgan cedidos tras su segundo año junior a
algún equipo de LEB o LEB 2, para que progresen. Así Manresa acogió en
su día a Nocioni, Gijón a Scola, Alicante a Calderón y Bilbao a
Splitter. Se formaron y volvieron a Vitoria para triunfar e incluso
saltar al otro lado del charco. No todos llegaron tan alto. Por el
camino se quedaron promesas como los argentinos Diego Guaita, Miguel
Ángel Pichardo y Matías Nocedal, que se volvió hacia Boca Juniors.
De
los actuales chicos, dentro de unos años pueden sonar el sengalés
Illimani Diop, de brazos larguísimos, campeón y pareja interior de Willy
Hernángomez en Manheim y al que hace dos años no quiso el Madrid, su
hermano Mamadu y un letón interesante, Rinalds Malmanis. Este año se han
curtido en la EBA. Veremos dónde llegan.
Con
el cuerpo médico colabora asiduamente el traumatólogo especializado en
cirugía ortopédica Mikel Sánchez, referencia mundial junto a los
doctores Villamor en Madrid y Cugat en Barcelona, en el revolucionario
tratamiento de “Plasma rico en factores de crecimiento”. En la técnica
se utiliza sangre del propio paciente para obtener plasma , rico en
factores de crecimiento o proteínas que estimulan las células, para
infiltrarlo en la zona dañada, reduciendo la inflamación y acelerando la
recuperación y la cicatrización, pues al cabo de siete días hay un
número de células cuatro veces superior al que habría en un proceso
normal.
Por
su Clínica USP La Esperanza de Vitoria han pasado ciclistas,
futbolistas, pelotaris, tenistas, baloncestistas e incluso el Rey Juan
Carlos y su hombro. El caso más reconocido fue el de la milagrosa
recuperación de las maltrechas rodillas de Rafa Nadal. Se realizan unas
800 operaciones al año y como curiosidad en la sala de espera hay
colocada una urna repleta de tornillos de titanio, férulas y pernos
extraídos a los pacientes en el quirófano.
Saski-Baskonia
S.A.D creó un área de negocios en el Boulevard de Vitoria-Gasteiz y
dispone de una modernísima Ciudad Deportiva, pero la joya de la corona
es el recién remozado Buesa Arena, ampliado a 15.504 espectadores y
presentado oficialmente el 9 de abril de 2012 ante el Real Madrid con
las entradas agotadas quince días antes. El partido se dio a 47 países
por televisión, coincidió con la vuelta de Nocioni tras su paso de 8
años por la NBA y supuso un nuevo record de asistencia a un partido de
ACB. El arquitecto José Luis Catón eliminó la antigua bóveda abombada
que cubría el antiguo Mercado de Ganado y diseñó una estructura de 120
metros de diámetro suspendida en 12 torres mediante tensores de acero.
Se trata además de un edificio sostenible con la cubierta dedicada a la
captación fotovoltaica. En el interior un videomarcador central gigante
de ocho caras hace las delicias del personal. Dispone también de 4 salas
VIP y la intención de todos es convertirlo en un pabellón multiusos que
acoja espectáculos de todo tipo, entre ellos la Final a 4 de la
Euroliga para la que el club y la ciudad ya se están postulando. El
mensaje impreso en las camisetas rojas de los aficionados que asistieron
a la puesta de largo no podía ser más explícito: “Esto es sólo el
principio”.
En
los últimos años la sala de trofeos del Baskonia ha ido creciendo
exponencialmente. 3 Ligas (la última, épica hace dos años con un 3-0
ante el todopoderoso e imbatible Barsa que venía de ganar la Euroliga), 6
Copas del Rey, 4 Supercopas y 1 Eurocopa engalanan sus vitrinas.
Hasta
hace nada era la referencia absoluta del baloncesto vasco. Ahora
comparte protagonismo con dos proyectos sólidos en San Sebastián y
Bilbao.
No
voy a nombrar jugadores o entrenadores de primer nivel que han pasado
por Baskonia por que la lista sería interminable, más en un club
acostumbrado a moverse con gran diligencia en el mercado. Baste decir
que Vitoria ha disfrutado en estos últimos años de algunos de los
mejores del continente europeo. Sus jugadores son héroes en la ciudad y
Dusko Ivanovic su particular Dios.
Es
mi pequeño homenaje a un club y a una ciudad a la que estoy deseando
volver para ver el nuevo pabellón, disfrutar de buen basket y de unos
buenos pintxos y unas cañitas en El Dólar a los que invitaré a mis
amigos Iñaki y Luisito, sin cuya ayuda hubiera sido imposible este
escrito. ¡Una Copa del Rey ya!
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