Foto: Sara Rochela (Gimnasio Judokan)
Rafael Gandía @grangandhi
Mientras continúan los ecos de la
fantástica participación de nuestros deportistas en los pasados
Juegos Paralímpicos de Londres, tuvimos el honor de ser invitados a
la cena homenaje que le realizaron sus compañeros de gimnasio a una
de nuestras medallistas, Mónica Merenciano.
La judoka valenciana pertenece al club
Judokan. Este gimnasio está situado en el humilde barrio
de Ruzafa, muy próximo al centro de la capital del Turia. De la mano
de su alma mater, Vicente Rochela, ha impulsado a jóvenes del
entorno a introducirse en estas artes milenarias, que además de dar
la posibilidad de practicar un deporte, aporta valores muy apropiados
para la educación de los mismos. Ha sido precisamente la hija de
Vicente, Sara, quien ha conducido la carrera deportiva de Mónica y
quien ejerció de maestra de ceremonias de la velada, celebrada en un
restaurante próximo al lugar de entrenamientos. Entre los
asistentes, quizá la judoka más conocida de la “factoría
Rochela”, la dos veces olímpica, Ana Carrascosa. Otra cara
conocida y buena amiga de bastantes de los miembros del club, la
ex-baloncestista Marina Ferragut. Así como una de las promesas de
este deporte en la actualidad, Alba López, el otrora campeón de
España, Luis Casanova y Gabriel Juan, fundador del proyecto
Hajimejudo.
Bajo un aplauso unánime, todos los
asistentes recibimos a la homenajeada acompañada de su entrenadora.
Sobre la silla que presidía una larga mesa, justo a mi izquierda,
tomaba asiento. De su bolso sacaba su medalla de bronce, que,
sinceramente, impresiona bastante la primera vez que tienes
oportunidad de verla. Es bastante pasada, más de lo que parece. En
comparación con las entregadas durante los Juegos Olímpicos, ésta
es de mayor tamaño y, en la parte inferior, lleva el nombre del
deporte al que pertenece escrito en relieve. Por supuesto, comenzó a
pasar por las manos de todos los asistentes.
- Mónica. Es un placer poder estar aquí contigo.
- El placer es mío por haber venido
Encontré una persona muy alegre, que
transporta una perenne sonrisa que ilumina notoriamente su rostro.
Dos ojos azules muy grandes y vivos corroboran la felicidad que la
inunda. Observándola te preguntas porqué esos ojos no ven tanto
como deberían.
- Lo primero, darte la enhorabuena. Tres Juegos Paralímpicos, y tres medallas...
- Gracias. Si, estoy muy contenta. Nunca me lo hubiera imaginado.
- Y, ¿ahora qué?.
- Pues aún tengo algunos homenajes y, sobretodo, tengo que estudiar mucho, que me queda una asignatura para licenciarme en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (ya lo ha logrado) y me examino en unos días. Luego voy a realizar un Máster vinculado al deporte adaptado.
- Y deportivamente, después de tres medallas de bronce consecutivas, ¿tienes ganas de seguir hasta Río de Janeiro?.
- Sí. Ya lo creo que sí. Tengo 28 años, me encuentro muy bien y si lo puedo seguir compaginando me apetecería mucho estar allí.
- Habrá que intentar traerse un oro de una vez.....
- Después de tres medallas de bronce seguidas, habrá que luchar por el oro.
- Has estado en tres Juegos Paralímpicos. ¿Cuál ha sido la edición que más te ha gustado?.
- Ufff, los de Pekín. Atenas fueron los primeros y fueron muy bonitos. Londres eran una pasada. Todas las instalaciones casi llenas, la gente, el ambiente. Pero los de China fueron increíbles. Estaba todo muy bien preparado. Los accesos eran muy amplios. La Villa Olímpica estaba muy bien preparada.
- Lo que ha sido impresionante ha sido el recibimiento.
- Buah, ha sido una pasada. Todo el aeropuerto lleno de gente, con pancartas, periodistas.... Ha sido increíble.
- Pero tú llegaste en el primer grupo que volvió de Londres, ¿no?.
- Sí, sí, yo volví antes pero igual que en el segundo grupo, nos estaban esperando muchas personas en el aeropuerto. Fue una enorme sorpresa.
Llegó el momento
de los parlamentos. Mónica agradeció a todos sus compañeros y
entrenadores todo el apoyo y cariño que le ofrecen siempre, con el
que consiguen darle todo el apoyo necesario para seguir adelante día
a día con sus entrenamientos. Posteriormente, tocó el momento de
acercarse uno a uno a todos los presentes. El resto de la noche, ya
queda para el recuerdo de nuestras retinas.
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